comprensión lectora, lectura

¿Leer o escuchar un texto?

Virginia Clinton-Lisell de la Universidad de Dakota del Norte ha publicado un meta-análisis interesante «Listening Ears or Reading Eyes: A Meta-Analysis of Reading and Listening Comprehension Comparisons en el que compara la comprensión de textos orales y la comprensión de textos escritos.

Se analizaron 46 estudios (número de participantes = 4687)

Principales resultados:

  • Leer el texto resultó más beneficioso que escucharlo cuando se le permitía al lector hacerlo según su propio ritmo (g = 0,13, p = .049), a diferencia de cuando el lector no tenía elección sobre qué tan rápido o lento podía avanzar con la lectura del texto (g = − 0,32, p = 0,16). Sin embargo, ninguno de los estudios permitió controlar la velocidad del texto oral o volver a escucharlo.
  • La edad no varió los efectos de estas dos modalidades.
  • No se encontraron diferencias entre leer y escuchar un texto en tareas de comprensión literal. Sin embargo, sí se encontró un pequeño beneficio en leer el texto en tareas de comprensión inferencial (g = 0.36, p = .02) por encima de escucharlo. Aunque este resultado fue contrario a hallazgos previos, la autora explica que, probablemente se deba a que en la mayoría de los estudios, a los lectores se les permitía volver hacia atrás durante su lectura o leer nuevamente fragmentos de los textos presentados.
  • La transparencia ortográfica de un idioma parece importar a la hora comparar estas dos modalidades. En las ortografías transparentes los resultados entre leer y escuchar un texto eran muy similares (g = 0,001, p = 0,99); mientras que en las opacas eran menos similares (g = 0,10, p = 0,19). Cabe señalar que el patrón de los tamaños del efecto y la significación estadística indicarían que es poco probable que haya alguna diferencia entre leer y escuchar un texto en ortografías transparentes.

¿Cuál es la principal recomendación?

Se recomienda que el alumnado con dificultades en el lenguaje escrito tenga la oportunidad de escuchar el texto en lugar de tener que leerlo. Escuchar un audiolibro no es «hacer trampa», sino es una manera de comprender y aprender información verbal. De tal manera que no permitir que los estudiantes tengan esta opción (escuchar el audio de un texto escrito) no solo le representaría un problema, sino que también limitaría sus oportunidades para que incremente su conocimiento general.

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